Jesús, Maestro,
acudimos a ti, que hiciste de los niños,
los jóvenes y los más necesitados,
tus preferidos al anunciar
la Buena Noticia del Reino
a través del servicio y la fraternidad.
Tú nos dices: “id y enseñad”,
bendice a cuantos deseamos
ser fieles a tu misión.
Acompaña a los que dirigen
con responsabilidad y dedicación
la tarea diaria de la educación
desde los valores del Evangelio.
Alienta a los educadores y educadoras
que ponen lo mejor de sí mismos
en potenciar el “hombre nuevo”
que tú quieres de cada uno de nosotros.
Sé compañero de viaje de los niños y jóvenes
que se educan en nuestros centros,
aunque ahora no sientan necesidad de ti,
para que fructifique lo sembrado y compartido
y te descubran como el Señor de sus vidas.
Apoya a las familias que han confiado
a sus hijos e hijas a las escuelas católicas
como una apuesta ilusionada,
y que su elección dé frutos saludables.
Que todos los hombres y mujeres buenos
que nos precedieron y enseñaron
nos acompañen y sostengan hoy
en la hermosa misión de anunciar el Evangelio
a través de la educación.
Santa María, madre y educadora de Jesús,
intercede por nosotros. Amén.