Señor, estoy a tus pies,
como un niño pequeño
que espera tus órdenes;
no quiero, no deseo nada,
sino hacer lo que pidas de mí
para tu mayor gloria.
Habla, pues, Señor
y obedeceré sin dudar,
sin lamentarme,
con alegría y con amor.
Señor, estoy a tus pies,
como un niño pequeño
que espera tus órdenes;
no quiero, no deseo nada,
sino hacer lo que pidas de mí
para tu mayor gloria.
Habla, pues, Señor
y obedeceré sin dudar,
sin lamentarme,
con alegría y con amor.