El sentir popular considera la tentación como un mal y por ello quisiéramos estar exentos de tentaciones.
Si miramos más afondo, la tentación es una ocasión para salir de la monotonía y manifestar nuestro amor a Dios. El hombre tiene la oportunidad de demostrar su adhesión incondicional a Dios por encima de los sufrimientos. Quien vencer la tentación y dice a Dios: "Señor, Tú eres mi único bien".
¿Nos fijamos en que Cristo fue tentado, y no nos fijamos en que venció la tentación? Debemos reconocernos tentados en Él, pero también victoriosos en Él.