18 - ORACIÓN POR LA BEATIFICACIÓN (Novena)

¡Oh Dios, nuestro Padre!
Tú has dado a Juan María de la Mennais,
Un corazón generoso y un celo inquebrantable
para dar a conocer y amar a tu Hijo Jesús y su Evangelio.

Concédenos que seamos capaces de construir
Comunidades unidas y fraternas.
Ayúdanos a proponer tu Evangelio a los jóvenes de nuestro tiempo.

Para gloria de tu nombre, haz que la santidad de Juan María de la Mennais
sea reconocida y proclamada por la Iglesia.

Dígnate concedernos, por su intercesión,
la curación de las personas encomendadas a ti.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

Señor Jesús, glorificad a vuestro Siervo, el Venerable de la Mennais.           

17 - LLAMADOS A LA VIDA CONSAGRADA

 Te bendecimos, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque nos has llamado a la vida consagrada,
a vivir en sobreabundancia de gratuidad y de amor.

Que Jesucristo, tu Hijo Amado, nos enseñe
a ser presencia viva de su modo de existir y de actuar,
para que el amor se convierta en profecía
y en ternura que engende vida nueva.

Espíritu Santo, transfórmanos como María,
en testigos de un mundo nuevo
y danos, por su intercesión, valentía y lucidez. Amén

16 - ORACIÓN POR LAS VOCACIONES

Señor Jesús, hoy sigues llamando a muchos jóvenes,
para que estén contigo y anuncien el evangelio.
Dales la fortaleza y la generosidad
para que se liberen de todas la ataduras que anudan su corazón.

Sé tú mismo, Señor, su libre libertad para que puedan seguirte.
Que todo lo que tienen ahora por ganancia,
al conocerte a ti lo tengan por pérdida.
Que atraídos por ti se animen a venderlo todo,
a darlo a los pobres,
y entreguen su propia vida
en la honda y sencilla alegría de tu pobreza.

Que la esperanza de tu Reino
los seduzca hasta el fondo de su ser,
Que pongan sus pies donde tú pusiste tus pasos,
comulgando con tu vocación y tu destino.
Haz que mañana, como apóstoles humildes,
lleven tu presencia a los hermanos.

Envía, Señor, jóvenes que sean tus testigos.

15 - GRACIAS POR MI VOCACIÓN MENESIANA

Padre bueno,
te doy gracias por la vida, regalo de tu amor.
Haz que la comparta con todos:
con mis hermanos,
con mi familia,
con mis amigos,
tejiendo lazos como lo hizo Jesús.
Envíame tu Espíritu Santo
para descubrir lo que quieres de mí.

Hazme cada día más parecido a tu Hijo:
que sus sentimientos sean mis sentimientos,
que sus pensamientos sean mis pensamientos,
que su proyecto sea mi proyecto,
que ame como Él amó.

Como María, Padre Bueno,
concédenos a todos
un corazón dócil a tu Palabra. Amén

14 - GRACIAS POR LA VOCACIÓN

Señor Jesús, te damos gracias
por la sublime vocación que nos has regalado.
Danos tu Espíritu para que pasemos por el mundo
haciendo el bien que tú mismo hiciste.

Que nuesta educación evangelice hoy a todos,
que instruya a los pobres, que dé vista a los ciegos,
que haga caminar a los débiles y cansados.

Concédenos vivir hoy y siempre de tal forma
que eduquemos a los ignorantes,
abramos los ojos a los niños y a los jóvenes,
sanemos a los débiles,
resucitemos a los que viven sepultados lejos de ti.

Que tu presencia en nuestra vida fraterna
nos haga capaces de realizar prodigios
en el orden espiritual para gloria tuya. Amén

13 - OFRECIMIENTO DEL DÍA

13. OFRECIMIENTO DEL DÍA


Padre bueno.
Pongo en tus manos toda mi vida,
para que sea la semilla de tu Palabra
la que dé buenos frutos en mi persona.

 En el día que ahora empiezo
ayúdame a encontrar
los caminos del Reino.

 Enséñame a conocerte mejor
Para poder vivir
más cerca de los demás y de tu voluntad.

 Te ofrezco:
Mis ganas, mi esfuerzo, mi tiempo,
toda mi persona,
para que vayas modelando
mi espíritu de discípulo,
seguidor de tu Hijo.

Que así sea, Padre bueno.

12 - ORACIÓN POR MI COMUNIDAD

Padre, hoy quiero pedirte por mis hermanos de comunidad.
Tú los conoces personalmente,
conoces sus nombres y sus apellidos,
sus virtudes y sus defectos, sus alegrías y sus penas,
su fortaleza y su debilidad, sabes toda su historia;
los aceptas como son y los vivificas con tu Espíritu.

Tú, Señor, los amas no porque sean buenos ,
sino porque son hijos tuyos,
Enséñanos a querernos de verdad a imitación de Jesucristo,
no por sus palabras o por sus obras, sino por ellos mismos,
descubriendo en cada uno, especialmente en los más débiles,
el misterio de tu amor infinito.

Te doy gracias, Padre, porque me has dado hermanos.
Todos son un regalo para mí, un verdadero "sacramento",
signo sensible y eficaz de la presencia de tu Hijo.

Dame la mirada de Jesús para contemplarlos
y dame tu amor para amarlos hasta el extremo,
porque también yo quiero ser para cada uno de ellos
"sacramento" vivo de la presencia de Jesús.

11 - OFRECIMIENTO DEL DÍA DE COMUNIDAD

Señor Jesús, al comenzar el día,
te ofrecemos nuestra vida entera.
Que el amor fraterno reine entre todos los que formamos comunidad.

Que cada uno se sienta feliz con la alegría de los demás,
y sufra con sus penas.
Que todos nos prestemos ayuda mutua
para ir a Dios y realizar su obra cada día.
Que no exista jamás entre nosotros
ni contiendas ni rivalidades,
ni secretas envidias, ni palabras duras.

Aparta de nosotros , Señor, todo lo que hiere,
todo lo que divide, todo lo que altera la caridad.
Haz, Señor, que hoy y siempre
intentemos ayudarnos unos a otros a ser santos.
Que todos vivamos hoy con dulzura,
paciencia, humildad y fidelidad a nuestra Regla de Vida
(Regla de 1835)

10 - MARÍA, MADRE DE LA FAMILIA

María, aceptaste ser Madre de Jesús, el Hijo de Dios,
y cumpliste, fielmente tu elevada misión.
Intensa fue la vida de familia en tu hogar de Nazaret.

María, velaste con amor por tu familia y por tu casa,
fuiste ternura, a manos llenas, hacia los tuyos,
acunaste y guiaste los pasos de Dios hecho niño,
acompañaste estremecida, su desarrollo y crecimiento,
y lo viste partir, dispuesta siempre a los planes de Dios.

María, enséñanos a valorar y dignificar la vida de familia.
Muéstranos el camino del diálogo y la comprensión.
Haz que aprendamos a escucharnos y querernos incondicionalmente.

María cuida de cada una de nuestras familias
como cuidaste de tu Familia de Nazaret.

09 - OFRECIMIENTO DEL DÍA A MARÍA

Santísima Virgen María;
con estas ardientes palabras, nosotros tus fieles servidores,
nos consagramos a ti enteramente,
como a nuestra maestra, nuestra reina y nuestra madre.
Queremos abandonarnos en las delicias de tu amor virginal.

Permite que estos pecadores,
unidos no por la sangre,
sino por el deseo de pertenecerte totalmente,
se consagren al Señor Jesús a través de ti.
Ponemos en tus manos nuestro pobre amor
y el humilde y gozoso compromiso
de vivir hoy y siempre como esclavos tuyos.

No podemos ofrecerte nada digno de ti, María.
Recibe únicamente nuestros débiles y miserables corazones.
Queremos que te pertenezcan totalmente.
Tu tierno e indulgente amor no despreciará esta pequeña ofrenda.

Santa María, Virgen y Madre,
nos entregamos y consagramos a ti para siempre.
Consíguenos que hoy vivamos en todo como hijos tuyos. Amén

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