Cuidaré a mis Hermanos,
pues con ellos vivo y camino
ellos me dan aire fresco
y con ellos soy religioso consagrado.
Prepararé con ilusión y mimo
mi regazo para la acogida,
mis manos para la compañía
mis entrañas para la misericordia.
Velaré para que no salgan de mí palabras aceradas ni gestos vanidosos;
ni criticaré sus manías,
ni trivializaré sus problemas,
no los encasillaré en mis cuadrículas,
no envidiaré sus triunfos ni me alegraré de sus fallos.