Sábado, 01 Abril 2017 07:44

ASOCIACIÓN DE LOS DOS FUNDADORES

El 6 de junio de 1819

Él mismo P. Deshayes ha contado como pasaron las cosas: “Había comenzado a abrir establecimientos, y el señor de la Mennais, me pidió alguno para la diócesis de Saint-Brieuc. Acordamos enviarle cuatro hermanos, y que yo mismo les llevaría. Durante los ocho días que pasé con él, vi que encajaba perfectamente en mis puntos de vista y en mi plan. Le hice la proposición de que se asociara a la obra que yo había comenzado. Él se encargó de los Hermanos colocados en la diócesis de Saint-Brieuc”.  La entrevista entre los dos Fundadores, tuvo lugar los primeros días de junio de 1819, y la ocasión fue la fundación de la escuela de Dinan. El cuarto Hermano del que se habla aquí, era el H. Bonaventure, que iba a ser el cocinero del nuevo noviciado.

El texto citado, del P. Deshayes, muestra, que la autonomía prevista al principio había sido reemplazada por la idea de una sociedad unitaria, y el gobierno del obispo por el de los dos Fundadores. El contrato de asociación que fue firmado el 6 de junio, fiesta de la Santísima Trinidad, registró fielmente, esta nueva concepción de la obra y precisó las modalidades de su aplicación.

1º.- Los dos noviciados debían tener la misma regla, la misma enseñanza y no formar más que uno.

2º.- Cada uno de los dos Superiores, tendría la dirección y la vigilancia de los Hermanos colocados en su diócesis y de los que colocarían en otras diócesis.

3º.- Cuando la obra estuviera lo suficientemente desarrollada, para mantenerse ella misma, elegirían a un Superior y a dos asistentes.

4º.- Una casa central para las dos diócesis, sería elegida, preferentemente en el campo. Es de observar, que este contrato, que habla de todos los elementos constitutivos de la sociedad: regla, método de enseñanza, noviciado, gobierno central y casa generalicia, no dice absolutamente nada sobre los votos. Desde este punto de vista, el contrato no aporta ningún progreso, sobre el proyecto inicial del P. Deshayes, mientras que en todo lo demás, se constata una evolución radical en la concepción misma de la sociedad.

Los Hermanos, que no estaban al corriente de las intenciones del P. Deshayes, no han descubierto este cambio de orientación, y han atribuido su asociación con el P. de la Mennais, o a una falta de recursos, o a una ampliación de la obra. Esto es verdad, pero no explica todo. Por los motivos que sean, el párroco de Auray quedó muy contento con estos compromisos. “¡Qué contento estoy!, decía a su cochero, el H. Jean, tenía ciertas inquietudes sobre el futuro de nuestra naciente sociedad, pero acabo de firmar unos compromisos con el señor de la Mennais y la obra va a funcionar, todos mis temores han desaparecido.”

El P. de la Mennais, reflexionaba por su parte sobre “las condiciones extravagantes” del contrato que acababa de firmar y del que diría más tarde, que era “un monumento a la extrema sinrazón”. “Este acuerdo, en efecto, explicaba, obligaba a cada Hermano a una obediencia absoluta hacia los dos Superiores, sin prever el caso en el que las órdenes fueran contradictorias. Pero los dos Fundadores se llevaban admirablemente porque se amaba; y esto fue de maravilla” Este juicio sería más exacto a partir de enero de 1821, que siguió a la partida de Auray del P. Deshayes. Las dos situaciones de 1819 y de 1821, son notablemente diferentes; en 1819, los dos Superiores gobiernan de forma autónoma, a los Hermanos de su jurisdicción y por lo tanto, estos no estaban expuestos a recibir órdenes contradictoria; en 1821, por el contrario, los Hermanos dependían directamente de los dos Superiores, las divisiones diocesanas ya no existían.

Si es verdad, que “nada de consideración se hizo en la Congregación sin consultar al primer Fundador” y que él asistió a todos los retiros de los Hermanos, hasta su muerte, hay que decir que el trato fue bastante indirecto y fue disminuyendo con el tiempo. Prácticamente el P. de la Mennais, gobierna él solo el Instituto durante cuarenta años. Pero esta larga, hábil y fructuosa administración, no borran evidentemente los años oscuros y difíciles de los comienzos, en los que el papel del P. Deshayes fue preponderante. Así, por una disposición providencial, los dos Fundadores cumplieron una tarea complementaria y si por su carácter y su genio eran muy diferentes, fueron iguales en celo y virtud.

Via : Historia de la Congregación de RILLON

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