I de Cuaresma

Para vivir la Cuaresma
Éste es un tiempo para convertidos. Tiempo de entrenamiento, ejercicio y lucha; de mochila ligera y paso rápido.
Tiempo de camino y discernimiento, de conversión y compromiso, de prueba y encuentro en el desierto, en la estepa, en el silencio.
Es tiempo de los proyectos de vida, de las decisiones y desmarques; a veces, de las transfiguraciones.
Tiempo de humanidad rota y divida que anhela el paraíso o la tierra prometida.
Tiempo de tentaciones, tabores y conversiones, traspiés, heridas y cegueras, perdones, restauraciones y agua viva.
¡Todo en sólo cuarenta días!
Éste es el tiempo de las personas nuevas, de las que han soltado el lastre de ídolos secretos y falsas vanidades y ya sólo anhelan misericordia y abrazos del Padre. Amén.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 12-15
El Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían.
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia.» Palabra de Dios.

Estas breves líneas son un resumen de las tentaciones o pruebas básicas vividas por Jesús hasta su ejecución en la cruz.
- «El Espíritu empuja a Jesús hacia el desierto»
No lo conduce a una vida cómoda. Lo lleva por caminos de pruebas, riesgos y tentaciones. Buscar el reino de Dios y su justicia, anunciar a Dios sin falsearlo, trabajar por un mundo más humano es siempre arriesgado. Lo fue para Jesús y lo será para sus seguidores.
- «Se quedó en el desierto cuarenta días»
El desierto será el escenario por el que transcurrirá la vida de Jesús. El mejor lugar para aprender a vivir de lo esencial, pero también el más peligroso para quien queda abandonado a sus propias fuerzas.
- «Tentado por Satanás»
A lo largo de su vida, Jesús se mantendrá vigilante para descubrir a «Satanás» en las circunstancias más inesperadas. Un día rechazará a Pedro con estas palabras: «Apártate de mí, Satanás, porque tus pensamientos no son los de Dios». Los tiempos de prueba los hemos de vivir, como él, atentos a lo que nos puede desviar de Dios.
- «Vivía entre alimañas y los ángeles le servían»
Las fieras, lo seres más violentos de la tierra, evocan los peligros que amenazarán a Jesús. Los ángeles, los seres más buenos de la creación, sugieren la cercanía de Dios, que lo bendice, cuida y sostiene. Hemos de vivir estos tiempos difíciles con los ojos fijos en Jesús. Es el Espíritu de Dios el que nos está empujando hacia el desierto. De esta crisis saldrá un día una Iglesia, una Familia Menesiana más humana y más fiel a su Señor.

Orar el evangelio en tiempos de Capítulo.
Con frecuencia sentimos que vivimos un “largo desierto” en nuestra vida menesiana: Somos cada vez menos, con más años, con menos pasión, con más resignación…
¿De qué manera está hoy Satanás tentando la vida menesiana tanto de Hermanos como de Laicos? Para orar hoy destacamos:
1.- ¿Vida religiosa o vida consagrada?
No queremos una vida constreñida, que lleva a la muerte del espíritu, determinada por la añoranza, el ansia de poder y control…reducida a cumplir leyes y reglamentos pero sin vida entregada a hermanos, a niños, a jóvenes, a pobres… para la entrega no importa edad ni salud ni enfermedad… Hay una vida religiosa menesiana que está desapareciendo mucho más rápidamente que lo que queremos reconocer. No va a volver por mucho que busquemos perpetuarla en determinados lugares…
Sí, hoy queremos una vida consagrada con pasión. "Consagración" sugiere pertenencia, amor, exclusividad, fidelidad. Y queremos “ser consagrados” libres, sanos, desinstalados, arriesgados. No queremos mirar atrás con nostalgia porque el pasado ya pasó y el futuro no está aquí, sólo nos queda el presente que se forja minuto a minuto. Pensar siquiera si nuestro carisma o estilo de vida seguirá en el futuro es creernos imprescindibles, cuando la evidencia nos dice que el Espíritu se cuida de ir proveyendo y suscitando lo que hace falta en cada momento histórico.
Perspectiva de Capítulo: Dejarnos seducir por el Señor hoy y aquí en las condiciones que estamos de número, significancia, salud, enfermedad, edad, historia, fragilidad, pecado, miserias…Caminar de una vida religiosa cumplidora a una vida “consagrada” con pasión total y hasta el final.

2.- Del "hacer" al "ser"
Desde siempre y en todas las tradiciones espirituales la dimensión contemplativa es la vivencia que prioriza el ser, lo ya dado, lo presente aquí y ahora.
En la iglesia y entre nosotros, los menesianos, hemos ido perdiendo esta dimensión y nos hemos enquistado en un activismo enfermizo, obviamente revistiéndolo de "excusas" evangélicas: el amor al prójimo, la solidaridad, los pobres, las injusticias, lo social, etcétera. Hablo de "excusas" porque a menudo detrás de todo nuestro activismo se esconde un niño herido que no se siente amado y quiere "tapar" su vacío "haciendo". Este activismo enfermizo nos hace perder el eje del evangelio: la gratuidad.
Calmada nuestra ansiedad y devuelta la acción a su sereno y justo cauce nos percatamos que el amor está plenamente presente en el universo y que, simple y maravillosamente, basta reconocerlo.
Reconocido el amor, la acción se genera por si mí misma y es más sabia, más fructífera, más amorosa aún.
Esta es la paradoja. Cuanto más anclados al Ser, a la gratuidad siempre presente y operante, más nuestro actuar se vuelve fecundo y acorde a una armonía ya presente. Es como la nota correcta, el acorde perfecto que entra al momento justo en la sinfonía. Y el ahorro de energía es enorme. Porque cuando actuamos sin esta prioridad del ser, nuestro actuar se reviste del ego y de sus motivaciones más o menos ocultas. Actuamos con ansiedad, de manera desarmónica y a menudo entrando en conflicto con quien piensa y actúa distinto. Desde este actuar que no surge prioritariamente del Ser, se entienden los incomprensibles y absurdos conflictos, celos, envidias, que vivimos entre nosotros y también en el seno mismo de la iglesia…

Volver al Ser requiere y supone, como toda experiencia humana, unas prácticas concretas que un verdadero Capítulo quiere vivir y acompañar

• Experiencia del silencio. Es fundamental callar la mente inquieta. La mente inquieta cae en las trampas del ego y del activismo.
• Hacer menos. Reducir las actividades es esencial. Organizar sabiamente el tiempo en el Capítulo y en la vida…
• Ralentizar los ritmos de vida. Volver a ritmos capitulares más humanos y humanizantes. Volver a latir con la naturaleza.
• Más calidad y menos cantidad. Discernir nuestro hacer. Apuntar siempre a la calidad de nuestro hacer y no a la cantidad.
• Perspectiva de Capítulo: Vivir en el Capítulo la vuelta al “Ser” y acompañar la vuelta al “Ser” de cada hermano, cada laico, cada comunidad, cada sector… menesiano.

3.- Dejarse sorprender
La sorpresa es algo esencial en la Vida. Dios es pura sorpresa. Hemos perdido la capacidad de asombro y de sorprendernos.
En realidad la Vida es siempre pura sorpresa. Solo nuestra mente herida y disfuncional quiere controlarlo todo y saber todo de antemano.
Hemos encerrado y embretado al Dios viviente en estantes polvorosos. Nuestras oraciones, nuestras reuniones, nuestros documentos, nuestro estilo de vida no dejan espacio para el asombro y la novedad: todo calculado, todo preestablecido, todo fijo, todo apurado, todo rápido...
Nuestras comunidades tienen ya sus esquemas, sus reglas, sus planes. Quién se atreve a salirse un poco es mirado con recelo y preocupación. Hay poco espacio para que entre una viento fresco.
El Dios de la Biblia no es así. El evangelio no es así. El Dios bíblico y el Jesús evangélico son pura vida, pura novedad, pura apertura.

Dejarse sorprender entonces es el camino para volver a enamorarnos del cristianismo, de la iglesia, de la vida consagrada menesiana. Volver al asombro de cada día, cada amanecer, cada rostro. Romper esquemas y estructuras caducas para que la vida florezca, para dejarle espacio a este Dios que es calma y fuego y que se expresa maravillosamente cuando le dejamos.
Estamos llamados urgentemente a entrar en esta visión mística para experimentar Vida y Vida en abundancia (Jn 10, 10). No querer entrar en esta visión llevará a varias "muertes", tal vez evitables o innecesarias. Muerte y Vida son la danza festiva del Ser que en ellas se expresa.

Desde nuestra experiencia de educadores brota la esperanza: Comparemos nuestras clases de hace pocos años con todo el movimiento de innovación educativa en el que estamos… De una educación que repetía y repetía conceptos mentales con estilos conocidos y previsibles queremos pasar a una educación nueva, siempre creativa, nunca terminada, abierta al impulso vital, al fuego de la vida y del instante, con protagonistas diferentes, con lenguajes distintos, con otros tiempos, otros ritmos…
¡Algo así necesitamos en nuestra vida consagrada: Innovar para ser files… dejar que la sorpresa de Dios nos invada… Vivir la vida consagrada menesiana de otra manera, con otro estilo, con otra música, con otros protagonistas… ¡No más de lo mismo! ¡De forma nueva ¡no renovada!! Sin controlar nada. Abiertos a la sorpresa de Dios.

Perspectiva de Capítulo: Otra forma de vivir el Capítulo. No debates ni votaciones sino vida. No más proyectos de “generales derrotados” (Papa Francisco) ¿Nos atrevemos a vivir un Capítulo que “modele” (tal como se entiende en “innovación educativa”) la vida que los menesianos esperamos y necesitamos? ¿Cómo despertar entre nosotros a los profetas que abran caminos sorprendentes de vida menesiana? Otra forma de ser comunidad es posible. Otra forma de vivir los votos es posible. Otra forma de vivir la misión menesiana es posible. Otra forma de gobierno es posible

¡El Capítulo lo experimenta, lo acompaña y lo provoca!
Oremos y hablemos para que así sea.