Señor, que puedas encontrar en nosotros
todas las perfecciones de tu Hijo,
que seamos,
en la medida que lo permita la debilidad humana,
revestidos de Jesucristo,
que sigamos a Cristo en todos sus caminos,
que juzguemos todas las cosas como él las juzga,
que amemos lo que él ama,
que despreciemos lo que él desprecia,
en una palabra,
que todos nuestros pensamientos
sean conformes a sus pensamientos
y que seamos su imagen viva.