53.- Descansar en la oración

Cansado vengo, mi Señor, cansado.
De la vida, con su lucha,
de la oración, con su agonía,
de mi propio corazón, siempre, tan frágil, tan iluso, tan duro.
Tú eres mi descanso, Bien mío.
Cansado vengo, mi Señor, cansado.
Cuando me siento amenazado por mis miedos;
cuando levanto murallas ante el prójimo;
cuando me presento ante Ti, cerrado sobre mí.
Tú eres mi descanso, Dios mío.
Cansado vengo, mi Señor, cansado.
A veces sin razón alguna, arrastrando mi propio vacío,
mis ojos fijos en Ti, mi Amado, deseo de mi alma, Tú, Señor Jesús, mi paz.
Déjame reposar en tu corazón, rodéame con tu brazo, dame de beber de tu copa,
que vengo cansado, mi Señor, cansado.
Y Tú eres mi roca y mi agua viva,
mi dulzura y mi aguijón, mi esperanza y mi Reino,
Dios Salvador mío, Padre.

Último en Twitter

Es necesario aceptar el uso de cookies para ver este contenido. Para verlo, por favor acepta el uso de cookies

Más información

 

©2016 Administración Provincial. Hermanos Menesianos || Menesianos España